3 de mayo de 2018

MÉTODOS MAFIOSOS




Los 4 expresidentes de la Comunidad de Madrid
Cuando un funcionario público es objeto de presiones y hasta de amenazas de muerte por ejercer su autoridad y combatir la corrupción, se perciben dos señales ambivalentes. La positiva: alguien, vigilante en su cargo, está cumpliendo con su deber, a pesar de las coacciones recibidas. La negativa: la corrupción ha echado hondas raíces en esa institución al punto de que los afectados echan mano de los recursos típicos de la mafia, entre los que sobresale el miedo, antesala del ataque personal en el orden físico o del riesgo de perder el empleo. (La Nación. Buenos Aires. Argentina. 23 junio 2003).

En su última declaración como presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes dejó entrever que la publicación del video que la delata como ladrona en un supermercado, se debía a una venganza llevada a cabo por aquellos que habían sufrido la lucha contra la corrupción emprendida por ella desde que llegó a su último cargo. Es lo malo de meterse con la mafia, según ha dicho Francisco Granados, si lo haces tienes que cavar dos tumbas, una de ellas para tí.

Pero no nos engañemos. Cristina Cifuentes utilizó la corrupción que asola a su partido como un trampolín para su carrera política, y lo hizo desde la creencia de que sus propias corruptelas nunca saldrían a la luz. El impactante vídeo ya era conocido por su partido desde antes de ser nombrada Delegada del Gobierno de la CAM.  El partido utilizó sus tentáculos para borrar cualquier rastro de la existencia de las imágenes, lo hizo desde el primer momento, pero algo salió mal. Ella misma ha reconocido que fue amenazada con la publicación del vídeo, pero no dice quién fue el autor o autores de la amenaza. Años más tarde, con la cúpula del PP segura de que del vídeo no quedaba ni rastro, Cifuentes fue encumbrada a la presidencia de la CAM, y hasta sonaban clarines que la proclamaban futura sucesora de M.Rajoy.

El enorme escándalo del Master regalado a Cifuentes por la URJC, junto con sus nefastas consecuencias para las universidades españolas y sus alumnos, no fue motivo suficiente para que M.Rajoy la destituyera de todos sus cargos públicos.Tenían que ser fuertes y hacían todo lo que podían, la misma maniobra que llevaron a cabo con Barcenas y tantos otros miembros del partido  cuando estaban situados en la antesala de los banquillos judiciales. Y lo hicieron contra viento y marea sin importarles nada ni nadie, lo hicieron hasta que estuvieron seguros de que si seguían manteniendo a Cifuentes perderian la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid.

El PP perdería, Cifuentes perdería, y miles de cargos públicos de designación directa y asesores se verían de patitas en la calle. Los cajones se abrirían y las vergüenzas acumuladas en más de 22 años de presidencia del Partido Popular saldrían a la luz. Veintidós años y cuatro presidentes, de los cuales dos de ellos tuvieron que dimitir, Aguirre y ahora Cifuentes, y los otros dos con serios problemas ante los tribunales de justicia, Gonzalez y ahora Ruiz-Gallardón.

Cifuentes se encontraba enrocada, por nada del mundo quería dimitir de sus cargos a causa del dichoso Master. Nunca sabremos lo que ella esgrimió ante M.Rajoy para blindar su apoyo. Si sabemos que cuando el apoyo se hizo insostenible y el tiempo apremiaba, salió a la luz el vídeo del registro de Cifuentes por un agente de seguridad, la evidencia incontestable de que Cifuentes fue pillada infraganti robando en un super. Una evidencia cuya consecuencia no podía ser otra que la dimisión de Cifuentes.

Pura mafia de guante blanco, sin tiros, sin muertes, pero tremendamente efectiva. Tengamos ahora en cuenta al medio que se hizo con el vídeo y lo publicó, sus relaciones con ciertos sectores de la policía, la extraña amistad de su director con Enrique Granados y el filo de navaja por donde deambula el PP a causa de sus innumerables casos de corrupción, y atemos cabos hasta que no quede ninguno suelto.

Ahora ya solo falta que, dentro de más o menos un año, el Partido Popular sea el más votado en las  próximas elecciones autonómicas. Si ello sucede el jefe del estado, el rey, debería poner en marcha una campaña nacional de vacunación ambivalente contra la idiotez y la ignorancia, pero no lo hará, ya que de hacerlo las calles se llenarían de ciudadanos reclamando la vuelta de la República.

No sé, pero últimamente las calles y las plazas de España están sorprendentemente llenas, síntoma inequívoco de que la ciudadanía está asumiendo su papel. Claro que no son todos los españoles/as los que salen a las calles, solo salen los que son ciudadanos/as, veamos la definición que nos dejó Fernando Valera, último Presidente del Gobierno de la República en el Exilio (1971-1977):

El Ciudadano: 
No todo hombre o mujer que vive en sociedad es ciudadano. El esclavo, el siervo, el vasallo y el súbdito, son seres sociales, pero no ciudadanos. La ciudadanía implica el disfrute de los derechos y el ejercicio de los deberes politicos, esto es, la facultad de intervenir en el gobierno de la sociedad política.



Benito Sacaluga.














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