22 de marzo de 2018

JUAN DE BORBÓN, FRANCO Y EL CRUCERO BALEARES





Juan de Borbón (1936)
Imagen: lascatacumbas
Es sabido que Juan de Borbón mostró su adhesión al golpe de estado y levantamiento militar de 1936, y lo hizo desde sus inicios, desde sus primeros momentos. Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I y abuelo de Felipe VI, se trasladó a España y no dudó en ataviarse de la forma más conveniente para simpatizar personalmente con los sublevados, a saber: mono azul, bomba roja carlista y emblema de la Falange, además cambia su nombre por el de Juan López. Todo un cromo, sobre todo lo de la boina carlista en la cabeza de un alfonsino. De esta guisa se puso en contacto con los sublevados, exponiendo su verdadero nombre y condición, manifestando su intención en combatir en sus filas, concretamente en el frente de Somosierra. Cuando Mola es informado inmediatamente le ordena que abandone España.

Pero Juan de Borbón no se da por vencido, y en septiembre de 1937 manda una carta a Franco, la cual reproduzco a continuación:

(1) Excmo. Sr. General 
Don Francisco Franco. 
Mi respetado General: En forma tal vez impremeditada, cuando la guerra de España tenía sólo el carácter de una lucha interna, he intentado tomar parte en ella. Aunque me impulsaban sentimientos bien ajenos a la política, comprendo y respeto las razones que entonces movieron a las autoridades militares a impedir mi incorporación a las tropas. 
Actualmente, la lucha parece tomar, cada vez más, aspecto de una guerra contra enemigos exteriores, guerra en la que todos los buenos españoles de mi edad habrán podido hallar un puesto de combate. El deseo de hallarlo yo también, y en forma que aleje toda suspicacia, me mueve a someter a la benévola atención de V.E. Mi aspiración. 
Según noticias de prensa, se hallará pronto listo para hacerse a la mar el crucero 'Baleares', en el que podría prestar algún servicio útil, ya que he realizado mis estudios en la Escuela Naval Británica, he navegado dos años y medio en el crucero 'Enterprise' de la cuarta Escuadra, he seguido luego un curso especial de artillería en el acorazado 'Iron Duke', y por último, antes de abandonar la Marina inglesa con la graduación de teniente de navío estuve tres meses en el destructor 'Winchester'. 
Yo me incorporaría directamente al buque, me abstendría en absoluto de desembarcar en puerto alguno español, y desde luego le empeño mi palabra de que no recibiría ni aun a mis amigos personales. Yo no sé, mi General, si al escribirle así infrinjo las normas protocolarias con que es normal dirigirse a un jefe de Estado. Le ruego, en todo caso, disculpe el que confíe a su corazón de soldado este anhelo mío de servir a España al lado de mis compañeros. 
Con mis votos más fervientes porque Dios le ayude en la noble empresa de salvar a España, le ruego acepte el testimonio del respeto con que se reitera a sus órdenes y muy afectuosamente e.s.m., 
JUAN DE BORBÓN

Franco no le hizo ni caso. Imagino que Don Juan se molestaria por el desdén del general golpista. En fin, ahí está la carta. Una carta donde podemos apreciar como el entonces Príncipe de Asturias se considera compañero de los golpistas, se ofrece para luchar contra los defensores de la libertad, y al mismo tiempo se pone incondicionalmente a las órdenes de Franco. Cosas de los borbones. Acabada la guerra Juan de Borbón siguió subordinado a Franco, al igual que su hijo Juan Carlos, este último educado de la mano del dictador y en sus leyes fundamentales, las cuales juró guardar y hacer guardar en 1969 ante las Cortes franquistas.

Si Juan de Borbón se molestó con la negativa de Franco a incorporarle al 'Baleares', seguro que poco más tarde, en marzo de 1938, se pondría a dar saltos de alegría por haber salvado su vida, exactamente cuando tuvo la noticia de que el 'Baleares' 'había sido hundido por unidades de la Flota Republicana en la denominada Batalla Naval del Cabo de Palos, llevándose consigo un total de 766 vidas, entre ellas un contralmirante, un capitán de navío, un capitán de fragata, cuatro capitanes de corbeta, treinta oficiales, sesenta y dos suboficiales, treinta y dos cabos y seiscientos treinta y cinco marinos más, unos marinos entre los que él pudo haber estado y que de haber sido así quizás, solo quizás, hoy no tendríamos a un borbón en el trono de España, y puestos a imaginar quizás tampoco habría trono en el que sentar a un monarca.


Benito Sacaluga





(1) Publicada en La Marea el 07-08-2015



16 de marzo de 2018

FASCISMO A MANTA





Las cosas se están poniendo cada día peor. El recorte a las libertades individuales y colectivas crece en la misma proporción que disminuyen los derechos que éstas amparan. Si seguimos así, pronto llegará el momento en que sean necesarios observadores internacionales en las mil y una manifestaciones que se llevan a cabo en este país que, dicho sea de paso,  no tiene ni puñetera idea de a donde va. De seguir así que nadie se extrañe de que Vox consiga un excelente resultado en las próximas elecciones.

El cadáver del joven senegalés está aún caliente, pero esto no es óbice para que los fascistas de siempre, algunos aún no saben que lo son, achaquen su muerte a la madre naturaleza, al mismo tiempo que aprovechan para recordarnos a todos que llevaba a cabo una actividad ilegal, era "mantero". Hasta hay quién se ha apresurado a felicitar a la policía por su comportamiento de ayer, sin tener ni puñetera idea de lo que realmente sucedió antes, durante y después de la muerte de Mame Mbaye.

Ahora las teles andan como buitres, dando vueltas sobre el colectivo senegalés; especulando, opinando y diciendo chorradas infumables. Colocando a la opinión pública en contra de este grupo de personas pacificas y trabajadoras cuyo único "pecado" es no tener la nacionalidad española, una nacionalidad que se les niega a pesar de que algunos como Mame Mbaye lleven más de 13 años en España. La ley de extranjería condenó a Mbaye a la clandestinidad. Esa misma España que incumple los acuerdos internacionales sobre la acogida de inmigrantes, a pesar de haberlos firmado hace ya mucho tiempo entre moquetas, oropeles y almuerzos oficiales.

Después de todo Mbaye fue un "afortunado", no fue atacado con pelotas de goma, como lo fueron otros mientras nadaban en las aguas del Tarajal, ni molido a palos en la frontera de Melilla, ni semi descuartizado por las concertinas de las vallas antipersonas de la frontera española. Tampoco se ahogó en las aguas del Mediterráneo. Mbaye llegó vivo a Lavapiés y allí murió ayer, sin haber conseguido un trabajo legal y digno después de 13 años intentándolo. Era un "mantero", dicen los tertulianos que cohabitan en la mierda que el partido gobernante necesita para subsistir, así lo dicen, con el desprecio dibujado en sus rostros.

Dicen que se está investigando lo sucedido. Dicen que la causa de la muerte fue un infarto. Dicen.....dicen muchas cosas, algunos hasta llegan a defender la barbaridad de que sea la bala la que mata y no quién dispara la pistola. A Mbaye le mató un infarto, no aquello que lo provocó...dicen....dicen que se trató de un ataque epiléptico...Yo me pregunto si Mbaye estaba bajo control médico, si tenia tarjeta sanitaria, si tenia derecho a la asistencia médica gratuita, si podía cuidar de su salud..., me temo que no.

Dentro de poco nos habremos olvidado de todo esto...o no. De lo que si estoy seguro es de que a partir de hoy, aquellos que somos personas decentes, y aún no lo hayamos hecho, miraremos a los "manteros" de otra forma, no en vano nos hemos dado cuenta de que también mueren, y además  lo hacen después de haber soportado de por vida la injusticia social y el desprecio de unos energúmenos, que solo saben ladrar y corear himnos patrióticos delante de la tumba de cualquier fascista de los muchos que España ha dado y sigue dando.

Confieso que desde siempre los "manteros" me han caido bien, vendan lo que vendan. Ni te acosan ni te engañan, tu sabes lo que compras y de donde viene, y también sabes que el exiguo beneficio que obtienen va a parar a su subsistencia y a la de su familia, una familia que, en la mayoría de los casos, está a miles de kilómetros, pasando hambre y miserias. Los ojos de los "manteros" lo dicen todo. Puestos a confesar, admito que muchas veces les he comprado algo, cualquier cosa, que ni necesitaba ni deseaba, haciéndolo simple y llanamente por ayudarlos, y...porqué no decirlo, por pena.

Sea donde sea, Mbaye descansa en paz, y ojala tu forzada y triste ausencia marque un punto de inflexión.



Benito Sacaluga.

8 de marzo de 2018

LOS DETRACTORES DE LA HUELGA DEL OCHO DE MARZO


Desde que se convocó la huelga feminista para hoy, ocho de marzo, hemos tenido que asistir a incontables manifestaciones en contra de la misma. Manifestaciones de todo tipo y en cualquier medio de comunicación, incluso a pié de calle. La derecha rancia y no tan rancia junto con su medios afines, miembros del gobierno, del Partido Popular, de C's, gurús e intelectuales de medio pelo, bendecidos por miembros destacados de la iglesia católica, han corrido a tildar la huelga de politizada, algunos hasta de fiera maniobra del comunismo, y otros de obra del demonio.

En España no pasa el tiempo, al menos para algunos, para esos que siguen anclados en el franquismo más represor, cuyo número aumenta cada día. Para demostrarlo basta acudir a la documentación que existe desde el mismo día que dió comienzo la Guerra de España, especialmente en lo referido al trato dado a las mujeres, a esas mismas mujeres que con la llegada de la II República vieron que, después de decenas de siglos, sus derechos y libertades comenzaban a serles reconocidos, derechos  y libertades que luego el franquismo les arrebató. Parece mentira que después de 80 años tengan que salir a las calles para reclamar su condición de iguales frente a los hombres.

Os dejó a continuación unos párrafos extraídos del trabajo "Cárceles y mujeres en Galicia durante el franquismo", realizado por María Victoria Martins Rodríguez y editado por la Universidad de Salamanca, que nos viene a corroborar las posiciones franquistas de todos aquellos que se manifiestan en contra de la huelga convocada para hoy:

" Galicia se convirtió en apenas unos días en un territorio conquistado por el llamado bando nacional. El ejército golpista se impuso en el territorio gallego con suma rapidez. El día 27 de julio de 1936 todo el territorio gallego había caído en manos de los golpistas. Los enfrentamientos y ciertos episodios de resistencia protagonizados por la población de diferentes localidades se concentraron en menos de una semana y no tuvieron un carácter bélico aparatoso. Se inició entonces un nuevo contexto bélico en Galicia caracterizado por la persecución social, política y económica de los desafectos y resistentes al golpe, por el reclutamiento forzoso de los mozos en edad militar, por la requisa de alimentos y dinero con destino a los frentes y por la consolidación de un nuevo régimen jurídico, político e institucional. La rapidez con que Galicia quedó bajo control de los golpistas propició que las cárceles gallegas de mujeres o los espacios habilitados para ello se convirtiesen en un laboratorio de estudio para lo que ocurrió en otros territorios que tardaron más tiempo en pasar a manos de los sublevados. En este sentido, Galicia funcionó como un escenario y «laboratorio» penitenciario para introducir mecanismos novedosos de detención, clasificación y organización de la represión de mujeres.

Este contexto de retaguardia de guerra propició un número ingente de varones huidos, cuya condición de perseguidos —en una supuesta suerte de clandestinidad ante las normas legislativas impuestas por las nuevas autoridades— provocó que muchas mujeres gallegas fuesen detenidas también, pero en este caso como mecanismo coactivo de presión sobre sus familiares fugados, en especial, sobre sus maridos, sobre sus hermanos o sobre sus padres, que se habían convertido en realidad en el verdadero objetivo de la persecución político-social de los militares golpistas. Es decir, la represión penitenciaria sobre las mujeres gallegas estuvo en muchos casos condicionada por esta relación de subsidiariedad con las «víctimas efectivas» —los hombres perseguidos sin denuedo por los represores—, de modo que ellas, las mujeres, se transformaron en muchos casos en «víctimas virtuales o tácitas», condicionadas por el grado de relación que mantenían con los hombres escapados. Digamos que las mujeres se convirtieron en rehenes del sistema de coerción impuesto por los sublevados. Su confinamiento en las cárceles —sean estas depósitos municipales, cárceles de partido, habilitadas o provinciales— o en otros espacios se va a caracterizar por esa condición de fianzas o recaudos, de modo que su régimen de entrada y salida en prisión se va a ver determinado por criterios de irregularidad, es decir, se verá regido por una significativa anormalidad en cuanto a su permanencia en el interior de las prisiones, criterio este de la permanencia que siempre había sido visto como estructurador de la concepción clásica de los espacios de reclusión.

En definitiva las detenciones de muchas mujeres gallegas se transformaron en un mecanismo de carácter apremiante con el fin de conseguir que muchos hombres relacionados familiarmente con aquellas se entregasen a las nuevas autoridades.

A la represión padecida por razones políticas, en el caso de las mujeres hay que sumarle la sufrida por su condición de género. La nueva estructura creada en Galicia a partir del triunfo de los rebeldes institucionalizó la vida de las mujeres. Las abocó a una función reproductora y doméstica que se consideraba que les correspondía por naturaleza. Varias investigaciones han señalado y analizado ya la doble represión que sufrieron las mujeres: la primera, la que correspondía a aquellas que se resistieron en mayor o menor medida al nuevo régimen; la segunda, la correspondiente a su condición de mujer. Un complejo entramado de represión, coerción y control social se mezcló con el propósito de devolver a las mujeres al lugar que tradicionalmente se les había asignado a través de un completo programa de acción que incluía medidas legales, educativas y morales. Todo ello pensando en la reconducción y reeducación de las mujeres.

El golpe militar y la subsiguiente represión trajeron una realidad realmente cruda para las mujeres. Lo cotidiano se transformó en una lucha diaria por la subsistencia. Tenían que resistir, no tanto por ellas mismas, sino por sus mayores y por sus niños, propios y ajenos, ya que se hicieron cargo también de muchas criaturas desamparadas por el conflicto bélico, la represión y la miseria.

Sin embargo, existe un grupo femenino que se convertirán en víctimas efectivas de la represión franquista: son aquellas mujeres de ideas avanzadas y singulares, aquellas que se habían visualizado socialmente en actos cívicos y políticos como manifestaciones, asambleas o mítines políticos. Todo ello se consideraba impropio de una mujer. Contra ello, se puso en marcha una violencia correctiva en forma de asesinato paralegal y de dilatadas detenciones gubernativas sin acusación formal alguna y sin ser puestas a disposición judicial. Se estigmatizaba a la mujer comunista como mujer combativa, peligrosa, descarada y grosera. En su libro Galicia y el Movimiento Nacional, el sacerdote Silva Ferreiro les achacaba el hecho de que los hombres acabasen violando a las mujeres y las acusaba de desviarse de su destino. Significadas militantes de izquierda fueron culpabilizadas del fusilamiento de sus compañeros. Un caso sumamente delicado fue el de Urania Mella, quien hubo de enfrentarse con la amargura y la aflicción del abandono familiar a causa de la mala opinión que habían inoculado en sus hijas los familiares de su marido, fusilado en 1936.

Un segundo grupo de represaliadas lo constituyen las mujeres acusadas de colaborar con los opositores, con los desafectos o con los huidos. Normalmente, eran familiares o vecinos que se encontraban en paradero desconocido o escondidos en lugares próximos. Este grupo se incrementó cuando cayó definitivamente la resistencia a finales del mes de julio de 1936 y cuando se produjo una especie de estampida de aquellos que se consideraban en peligro. Nuevamente la mujer desempeñará un papel clave en la supervivencia de esos huidos. Serán ellas las encargadas de enfrentarse con las nuevas autoridades, quienes las utilizaron, como ya hemos señalado, como mecanismo de coacción para capturar a sus familiares o compañeros huidos. Resultó frecuente el confinamiento de las mujeres en sus propios domicilios, en especial de aquellas relacionadas de nuevo con republicanos huidos. Tal medida reducía la posibilidad de auxilio sobre sus familiares y quedaban expuestas una vez más a ser utilizadas como medida de presión y coerción.

El regreso al rol tradicional de la mujer producido con la guerra civil va a tener su lado más oscuro en la represión de las vencidas sobre su propio cuerpo. Se hará a través de modalidades de humillación como rapar, purgar y violar. En cualquier caso, son muy pocos los casos documentados de violación, bien por el silencio de las víctimas, bien porque fueron directamente asesinadas, bien por el desinterés en investigar estos hechos, o bien por la ausencia de comisiones de la verdad cuando se salió de la dictadura franquista".

Que nadie lo dude, para la derecha la mujer siempre será, exclusivamente, un "ama de casa" y habrá de ser sumisa, será mano de obra barata, y aquellas que se rebelen en defensa de sus derechos serán tildadas de peligrosas activistas y perseguidas tanto como el sistema permita. Hoy está pasando.

Jordi Grau me acaba de hacer llegar un documento de especial relevancia en relación con el día de hoy, se trata de un trabajo llevado a cabo por Maria Isabel Jiménez Barroso, Master en Estudios Feministas. Instituto de Investigaciones Feministas. Universidad Complutense de Madrid, que lleva por título:  "Ni el fallecimiento, ni la ausencia...Mujeres represaliadas por el Tribunal de Responsabilidades Políticas en la provincia de Cuenca (1939-1950)", y que comienza con un párrafo de Tomasa Cuevas Gutierrez, comunista y activista antifranquista, represaliada por el franquismo desde 1939, fallecida en 2007. Miembro de la Asociación Catalana de Expresos Políticos, galardonada por la Generalitat de Catalunya con la Cruz de Sant Jordi, y por el Gobierno de España con la Medalla al Mérito. En 2017 fue homenajeada. Nos decía Tomasa Cuevas:

“Ha muerto el dictador, y previa documentación legal, volvemos a casa.
Seguimos luchando por la amnistía de los presos políticos, por la libertad y la democracia, por la legalización de nuestro Partido, y hoy seguimos luchando por la paz.
Paz y democracia para todos los pueblos oprimidos. Paz para todo el mundo”.

Ya de la autora, podemos leer:

"El impulso incipiente que habían tomado las mujeres durante la II República, se vio cercenado durante la dictadura que surgió del golpe de estado del 18 de julio de 1936, sobre todo durante la represión de los primeros años de la posguerra. 
La sociedad española de posguerra fue una sociedad profundamente dividida, aunque aparentemente indiferente. Con un dolor también profundo, debido a los muchos duelos sufridos y con una necesidad casi física de descanso, aunque no de olvido. 
La iglesia, el alcalde, la guardia civil y el juez fueron los poderes fundamentales con los que el Nuevo Estado cimentó su influencia en la vida cotidiana de posguerra: controladores de la moral y el pensamiento, canalizadores de las delaciones de vecinos contra vecinos, siendo ellos también delatores a la vez que verdugos de los vencidos. 
A estos poderes visibles, habría que añadir un quinto y un sexto poder, éstos invisibles, el de la propaganda y el miedo. Una propaganda que sirvió a un doble propósito. Por un lado, exaltando al bando vencedor de la guerra, dotándolo de un aura mítica y mística, que les llevaría a representar a los “salvadores de la Patria” y, por otro lado, distorsionando la historia y haciéndola converger, una y otra vez, a sus propósitos de raza ibérica, de pureza y comienzo, de “regeneracionismo”. 
Esta propaganda se coló de manera transversal por todas partes: en la prensa, en la escuela, en la mente y en las consciencias de la gente de a pié. Como una lluvia fina que, lentamente, fue calando en todas las superficies, incluso en buena parte también de la memoria colectiva. 
De esta forma se fue consiguiendo que la guerra fuera percibida como un mal necesario que había que olvidar y no repetir, que la II República fuera más una entelequia que algo que había tenido lugar realmente, que la guerrilla que continuaba luchando en nombre de esa República, refugiada en montañas, fuera silenciada, que la multitud de presos y presas que malvivían en campos de concentración y luego en cárceles no fueran importantes más que para sus propias familias, y que dentro de esa película que se contaba machaconamente hubiera dos bandos muy definidos y muy diferentes, los “patriotas” y los “rojos”. 
Esa era la España oficial, luego estaba la otra España, pero esa lentamente, y gracias a la operación de cirugía y propaganda que se estaba llevando a cabo, iba dejando de ser visible para la mayoría de los españoles, unas veces de una forma consciente, por miedo y necesidad de subsistir, y otras veces, simplemente, por ignorancia."

Me dicen ahora, mientras escribo, que la Huelga está teniendo un éxito sin precedentes, enhorabuena a las convocantes y gracias a sus protagonistas, a las mujeres.

A partir del trabajo de Tomasa Cuevas se realizó el video "Las mujeres presas del dictador Franco", un sincero homenaje a las mujeres luchadoras, el cual os recomiendo


Salud y República.


Benito Sacaluga



2 de marzo de 2018

FELIPE Y LA CONSTITUCIÓN



Felipe VI, con su padre y con Franco.
Llevamos ya unos cuantos años en los que la palabra "constitución" se ha convertido en una especie de bálsamo de Fierabrás utilizado por la clase política para justificar sus tropelías. Constitucional o inconstitucional son el punto y final a cualquier propuesta o exigencia que suponga un nuevo avance democrático en relación con los derechos y las libertades. Se viene confundiendo, interesadamente, Democracia con Constitución, cuando en realidad la primera es el punto de partida, el origen de la segunda, la cual se aprueba y consagra mediante el voto democrático de los ciudadanos. Tomemos como ejemplo el problema catalán y enseguida nos daremos cuenta de que la Constitución es la principal barrera que la derecha política esgrime para evitar un ejercicio tan democrático como es un referendum. "La Constitución ante todo...", repiten incansables los partidos mal llamados constitucionalistas y la corona. Si, la Constitución, pero la suya, la que no quieren modificar a pesar de sus muy numerosos defectos y carencias, ejerciendo así un comportamiento muy alejado de lo que es una democracia viva y avanzada, condenando a la ley de leyes a permanecer anquilosada desde hace ya casi 40 años.

El monarca acaba de decirle a la alcaldesa de Barcelona que él esta allí para defender la Constitución y el Estatut. Curiosa afirmación si tenemos en cuenta que el ataque contra el Estatut, llevado a cabo por el Partido Popular, ha sido el principal responsable del aumento de la voluntad independentista del pueblo de Catalunya. Un Estatut, aprobado en referendum, en el Parlament de Catalunya y en el Congreso de los Diputados, y que el Rey nunca defendió ni respetó olvidando su deber de hacerlo, tal y como le obliga el Art. 61-1 de la Constitución desde que prestó juramento a la misma, artículo que le obliga (textualmente) " ..a respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas". La maniobra llevada a cabo por la derecha ya la conocemos, denunciar ante el Tribunal Constitucional el Estatut aprobado por los catalanes (Referéndum 18/06/2006 con el 73,90 % de los votos), la cámara autonómica catalana (2005) y el congreso de los diputados (2006) previo paso por su Comisión Constitucional. Tras cuatro años de sesudas deliberaciones, en junio de 2010, el Tribunal Constitucional mutiló el Estatut en base a declarar inconstitucionales 14 de sus artículos. De esta forma el TC se impone al ejercicio de los derechos de los catalanes, derechos refrendados, vuelvo a repetir, por un referendum, una cámara autonómica y el congreso de los diputados, un Estatut que para nada contemplaba la creación de una república catalana y mucho menos una declaración unilateral de independencia. He aquí al TC por encima de la CE-78, y por el suelo los derechos elementales que ésta consagra. En aquellos momentos el rey calló y los catalanes supieron  interpretar muy bien su silencio, tan bien como han interpretado su inaceptable discurso del pasado octubre de 2017. Dos motivos más que suficientes para que la corona se vea mayoritariamente cuestionada en Catalunya... y en el resto de España.

La CE-78 nos dice que la figura del rey es un mero símbolo, y, por si esto no fuera suficiente, en su Art.64.1 se establece, de forma inequívoca, su incapacidad para la toma de cualquier tipo de decisión política, subordinando éstas, en caso de haberlas, a la aprobación bien del presidente del Gobierno, bien del presidente del Congreso o en su caso de las Cortes Generales. Pero claro, Felipe VI es borbón y por tanto borbonea, tal y como lo hizo en su discurso del pasado octubre. Un discurso impulsado, sin duda, por el Partido Popular, y en defensa propia de una corona que ya se veía fuera de Catalunya, un brote republicano potente y contagioso, muy contagioso, que se podría extender como la pólvora por el resto de España, independentismos y nacionalismos aparte.

Dice el rey que él está para defender la Constitución, otro borboneo si tenemos en cuenta que la "superley", su continuidad tal cual o su modificación o reforma, requiere de la intervención de las dos Cámaras y aprobación por referéndum nacional en el caso de que la reforma afecte a su conjunto,  o parcialmente al Título Preliminar, al Capitulo segundo, sección primera del Título I, o al Titulo II, o bien, si no afecta a lo citado anteriormente, mediante solicitud del 10% de los miembros de cualquiera de las Cámaras, condiciones que se ven robustecidas por la existencia del Tribunal Constitucional, órgano encargado de velar por el cumplimiento de la Constitución (1) y por su defensa, actuaciones en las que el rey en nada, absolutamente en nada, interviene. El rey ni puede defender, ni puede hace cumplir la Constitución y mucho menos aún un Estatuto Autonómico, solo simbólicamente, sin consecuencias prácticas.

Nada le oímos decir al anterior rey cuando en 2011, por mandato europeo, se modificó el Art.135 de la Constitución, una modificación que antepone el pago de la deuda y sus intereses al gasto social del Estado y de las Comunidades Autónomas. Un articulo que de dos puntos pasó a tener seis de la noche a la mañana, y que consagra fatídicos términos como lo son: "límites de déficit", "límites de deuda", "estabilidad presupuestaria","déficit estructural", ... términos a los que se acogió y acoge el Gobierno para llevar a cabo todo tipo de recortes, arrastrando obligatoriamente a ellos a todas las Comunidades Autónomas. Unos términos que no se cansan de repetir desde el Gobierno, especialmente a través del ministro de Hacienda. Tampoco vimos al 10% de congresistas o senadores exigir un referendum para la aprobación de la reforma del artículo. Todos tragaron sin importarles entonces la Constitución y los recortes que vendrían al día siguiente contra los derechos sociales que la Constitución contiene y debería garantizar.

En definitivas cuentas, y por mucho que el rey quisiera, que no quiere, el monarca no puede defender la Constitución más que de una forma meramente simbólica... e interesada; no olvidemos el punto 3 del Artículo 1 del Título Preliminar: La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria. 

Así están las cosas.



Benito Sacaluga




(1) Los 12 miembros del TC son propuestos por el Congreso (4), el Senado (4), en ambos casos por mayoría de 3/5 de los miembros de cada Cámara, el Gobierno (2) y el CGPJ (2). No resulta complicado darse cuenta de que los miembros del TC devienen de componendas políticas. Mal asunto.