29 de febrero de 2016

LAS CUENTAS DE MARIANO



Uno ya está un poco harto de ver y oír a Mariano Rajoy y los suyos presumir de los resultados económicos de su recién terminada legislatura. Nos arrojan a la cara un sin fin de cifras y logros sin que les tiemblen ni el pulso ni la vergüenza. Se quejan sin cesar de la herencia recibida y de la situación de "quiebra" en que se encontraron el país cuando llegaron al poder en diciembre de 2011. Si no fuera por ellos, dicen, España sería hoy el culo de Europa. Definitivamente nos toman a todos por idiotas o, peor aún, por borregos. Realizan estas manifestaciones en las televisiones amigas, sin que ni el moderador ni los que asisten como invitados al magno evento osen siquiera llevarles la contraria. El pueblo que les ha votado , impotente, como mucho duda sobre la verdad de los datos ofrecidos y calla. 

Llevar la contraria al PP en cualquier tema, y más aún en temas económicos, supone que uno sea calificado como rojo radical, bolivariano, anti sistema...o cualquiera de los, para ellos, calificativos negativos a que nos tienen acostumbrados, o simplemente recurren al insulto gratuito.

Desde que en 2011 vienen disfrutando de una mayoría absoluta para gobernar no han dejado de efectuar recortes en el gasto social, han situado el  salario mínimo en la categoría de limosna, han destrozado los derechos laborales, y otras tantas actuaciones más en contra de las clases populares, tantas que enunciarlas llenaría esta página. En este enlace pueden encontrar 120. , aunque seguro que mañana ya habra más.

Nos hablan de crecimiento cuando la realidad es que, siendo cierto, el aumento del PIB no representa nada más que 9.777 millones de euros en cuatro años, el + 0,91 %. Nos dicen que han reducido el déficit y también es cierto (42.690 millones menos que en 2011), pero callan el hecho cierto de que la deuda pública ha aumentado en 325.346 millones (+ 43,76 %) y que la partida presupuestaria destinada a pagar sus intereses ha subido hasta 35.500 millones, o lo que es lo mismo 100 millones diarios. Tampoco nos dicen que han dispuesto del 53% del Fondo de Reserva de la Seguridad Social (Pensiones), es decir de 36.330 millones. 

Se llenan la boca de decir que están creando empleo, y sin entrar ahora en las condiciones esperpénticas de la calidad del empleo por ellos creado, vuelven a falsear la realidad. Lo cierto es que si tenemos en cuenta las cifras de población activa, se encontraron con una Tasa de Paro del 19,30 % (2011) y han acabado la legislatura con un 21,01 % (2015). En número de desocupados (EPA) 4,79 millones frente a los 4,44 millones de 2011. 

No obstante lo anterior, día tras día les seguiremos oyendo decir lo mismo, las mismas mentiras sobre la economía española y el paro. Nada les oiremos sobre el aumento de la tasa de pobreza, ni sobre la galopante desigualdad entre rentas, ni sobre los cien mil y pico dependientes que ha fallecido sin llegar a cobrar la prestación, ni sobre los 3 euros mensuales que han subido las pensiones, .........ni de los miles y miles de millones de euros que los miembros de su partido nos han sacado impunemente de los bolsillos para destinarlos a su propio beneficio o al del partido en sí. 

El Partido Popular no puede seguir ni un día más gobernando España, ni aunque sea en funciones. Aparte de la corrupción que les pudre no debemos olvidar que han engañado a todos aquellos que les votaron en 2011 y de paso al resto de los españoles, que si bien estos últimos debemos respetar los resultados de las urnas no tenemos porqué aguantarlos si, como se ha demostrado, son el producto de un engaño colosal y continuado.

Los representantes de la clases populares deben tomar las riendas del país y limpiar a fondo la gran cloaca en que se han convertido nuestras instituciones. En cuanto a las formaciones de izquierda, nada de pactos con la derecha, ni con el centro, ni con el novedoso centro izquierda donde se auto ubica el PSOE. Ya que el PP manifiesta que es buena la alternancia, pues eso, que deje paso a la izquierda, a la de verdad, ya llevamos cuatro largos años con la derecha. Y por favor, que dejen de repetir eso de que han ganado las elecciones, eso de que los españoles les han dado su confianza. Al menos que aprendan a sumar y comprueben que más del 70 % de los votantes les han dicho alto y claro que levanten en vuelo y se vayan a sus casas.

Benito Sacaluga





25 de febrero de 2016

PASEANDO ENTRE GOLPISTAS

Ayer me llegué hasta el Ministerio de Defensa, concretamente a su Servicio de Publicaciones para comprar un libro sobre la vida de 230 militares profesionales de los más de 3000 que tras el golpe de estado de 1936 permanecieron leales a la República Española. Una vez llevada a cabo la compra del libro me detuve para tomar un café y mientras lo hacía comencé a leer el prólogo, un prólogo a cargo de un general de brigada del Ejercito de Tierra en el que se expresa (sic) "Los militares citados eran españoles, murieron o lucharon por España, porque su vocación les hizo hombres de armas, y merecen su lugar en la historia". 


Una vez haya leído el libro daré cumplida cuenta de mi opinión sobre su contenido, esperando no encontrarme, una vez más, con un relato sesgado, con un relato basado en la óptica franquista como tantos otros hasta hoy publicados. Ya veremos que lugar en la historia les es otorgado por el autor, un comandante del Ejército.

Terminado mi café decidí caminar para volver a casa y tome dirección hacia la calle Bravo Murillo para desde allí llegar a la Plaza de Castilla y tomar el Metro. Me apetecía el rodeo, lucía el sol y hacía demasiado tiempo que no transitaba por ese barrio. Mi primera intención, como he dicho, fue pasear plácidamente, matar el tiempo, no obstante nada más comenzar mi andadura mi placidez comenzó a desvanecerse hasta tal punto que se convirtió en indignación y rabia contenida.

La primera calle que se cruzó en mi camino fue la de Capitán Haya, una calle en homenaje al destacado aviador franquista Carlos de Haya Gonzalez. 

Girando hacía la derecha me topé con la calle General Yagüe, un militar falangista, amigo intimo de José Antonio Primo de Rivera, represor de la revolución de Asturias en 1934 e importante colaborador en el golpe de estado de 1936. Responsable de la "Matanza de Badajoz", asesinato de miles de civiles republicanos, que le valieron el apodo de "El Carnicero de Badajoz" y al que Franco nombró ministro del Aire y posteriormente Capitán General de la VI Región Militar, en Burgos. Cargos que durante la II Guerra Mundial no le impidieron mantener contacto y afinidad con Hermann Wilhelm Göring, jerarca de la Alemania nazi.

Sigo caminando, y pasada la calle Orense me encuentro con la calle General Varela, carlista, colaborador en la Sanjurjada de 1932 y conspirador destacado en los planes del golpe de estado de 1936. Un militar golpista que el 18 de julio de 1936, junto a José López Pinto y con la ayuda de refuerzos procedentes de Marruecos ocupan por las armas la ciudad de Cádiz, para después colaborar en el sometimiento al fascismo de las poblaciones de  Sevilla, Córdoba, Antequera (Málaga) y Málaga. Desde agosto de 1939 hasta 1942 fue Ministro del Ejército. 

Con el libro recién adquirido pesando cada vez más en mi mano y francamente triste,  renuncio a seguir mi camino y giro a la izquierda en busca de una parada de autobús que me permitiera alejarme con rapidez de aquel escenario creado a la memoria del franquismo. Vano intento, pues antes de poder darme cuenta me encuentro en la calle General Orgaz, controvertido aliado de Franco, nombrado Alto Comisario Español en Marruecos por el bando sublevado, a fin de asegurar el reclutamiento y envío de tropas marroquíes a la península en connivencia con los jefes tribales marroquíes. Posteriormente Jefe de una división en la batalla de Madrid, en la del Jarama y en la de Guadalajara. En 1937 fue nombrado consejero nacional de FET y de las JONS y, poco tiempo antes de terminar la contienda, jefe del Ejército de Levante hasta el final de la Guerra Civil. Fue capitán general de Cataluña de 1939 a 1941, donde firma numerosas sentencias de muerte en Barcelona contra detenidos de diversa índole, así como a militares fieles a la república y que se ejecutan en el conocido Campo de la Bota. Procurador en Cortes del grupo de los designados por el Jefe del Estado en la I Legislatura de las Cortes Españolas (1943-1946). 

Con una extraña sensación de pena, sigo andando y me doy de bruces con la calle Mártires de Paracuellos del Jarama,  lugar desde donde literalmente huyo tomando un taxi. 

Está claro, el miedo sigue dando nombre a las calles madrileñas mientras que los verdaderos héroes de la República son insultados y si acaso, levemente y en exiguo número, "oficialmente" recordados con reservas en las publicaciones del Ministerio de Defensa, de un ministerio que dicen es de todos los españoles. 

Ahí siguen las calles en honor a los golpistas, en honor a quienes se levantaron en armas contra un Gobierno legitimo y llevaron a cabo acciones que en muchos casos bien pueden ser consideradas crímenes de guerra. Sin embargo, las victimas republicanas repartidas por todos los campos de España no quieren calles, solo quieren que su nombre figure en una lápida digna y que los nombres de sus ejecutores sean borrados definitivamente de todas las calles y plazas españolas. Al parecer es mucho pedir, tanto una cosa como la otra.

Benito Sacaluga




23 de febrero de 2016

LOS REPLICANTES



En Blade Runner Ridley Scott nos moströ con maestría parte de la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Nos sitúa en un mundo donde los "humanos" se fabrican gracias a la ingeniería genética, "replicantes" para ser utilizados como esclavos. Con el paso del tiempo los replicantes se sublevan y abandonan sus campos de trabajo. Hoy, en 2016, una suerte de replicantes, creados por la derecha política y el poder financiero con el objetivo de perpetuar en España el neoliberalismo que llevamos padeciendo tantos años, se han rebelado contra el poder establecido, contra ese Partido Popular para el que fueron creados al objeto de servirle de cesta de votos a unir a los que los populares consiguieran en las urnas y como muro de contención a la izquierda renaciente.

Al igual que los replicantes de Blade Runner los integrantes de Ciudadanos son meros autómatas carentes de emociones e ideales cuyo objetivo es básicamente convertirse en el relevo del Partido Popular. A pesar de su extraordinaria defensa de eso que ellos denominan sensatez, parece que están dispuestos a rebelarse contra su "casa matriz" y pactar el poder con un PSOE descabezado y sin más norte que llegar a Moncloa aunque ello suponga para los socialistas renunciar, una vez más, a la ideología que abanderó su fundación y por tanto a la defensa de los derechos de las clases populares, unos derechos que única y exclusivamente pueden ser rescatados e incrementados desde posiciones netamente identificadas con la izquierda política.

Los votantes de derechas, los desencantados del PP, y aquellos que se acogen a algo tan etéreo y tan cómodo como es el centrismo politico ven en Ciudadanos un bastión contra la izquierda real, contra ese otro espacio en el que el PSOE debería integrarse y así desplazar hasta la oposición a la derecha extrema y aniquiladora de derechos y libertades. Como si de un juego se tratase, el PSOE está dispuesto a pactar con Ciudadanos, un pacto que los barones socialistas cambiarían sin pestañear por un pacto con el PP, pacto este último que tanto Sánchez como Rajoy se encargaron de hacer imposible antes de que se conocieran los resultados electorales, menos mal, aunque es muy posible que un fracaso del PSOE en la investidura de su cuestionado líder lo haga realidad.

En el PSOE se denominan  socialdemócratas, pero han tirado a la papelera de su identidad los principios marxistas que identificaron a la social democracia entre 1880 y 1914 y que la Segunda Internacional asumió para procurar la victoria del proletariado, victoria que el propio capitalismo debería propiciar a causa de la excesiva concentración del capital en manos de unos pocos y el consiguiente deterioró de las condiciones de vida de las clases populares. Por otro lado la frágil memoria del PSOE olvida intencionadamente el fin principal de un sistema democrático, un fin que según el laborista británico  Sidney Webb no debía limitarse al control por parte del propio pueblo de la propia organización política, sino también y obligatoriamente, al control de los elementos de riqueza. Cuando, tras la II Guerra Mundial, el SPD alemán, tras renunciar al marxismo (1959), aceptó como bueno el capitalismo dentro del socialismo y le siguieron el resto de partidos socialistas europeos, el PSOE también lo hizo y muy especialmente a raíz de la Declaración de Principios de la Internacional Socialista de 1989. Socialismo y Capitalismo, estaremos de acuerdo en que no son precisamente buenos compañeros de viaje, ni para unos ni para otros.

Ahora el PSOE, desde su eterna equidistancia entre capitalismo y socialismo, promueve un pacto con Ciudadanos, un pacto entre el socialismo de salón y el capitalismo puro y duro. Y lo hace despreciando la posibilidad de que se establezca un gobierno de izquierdas en España, algo que los militantes socialistas de base nunca entenderán y puede que nunca perdonen, no digo ya los republicanos. 

PSOE y Ciudadanos forman pareja, en Blade Runner la pareja formada por el humano y la replicante experimental consiguen salvar sus "vidas", pero, eso si, se enfrentan a un futuro más que incierto, de momento la vida de la replicante está programada para durar solo cuatro años y puede que antes de dejar de existir elimine definitivamente a su, para ella, extraña pareja, que para eso lleva incorporada de fábrica la carencia de sentimientos, como todos los capitalistas.

Benito Sacaluga.





16 de febrero de 2016

ES HORA DE LA REPÚBLICA



Supongamos que todos conocemos, con mayor o menor profundidad, la situación política y económica que se vivía en España desde el desastre del 98 hasta el primer tercio del siglo XX, una situación insoportable internamente y agravada por las consecuencias de la I Guerra Mundial y el crack bursátil de 1929, de la denominada "gran depresión". Si nos fijamos en esta última la mayoría de los analistas coinciden en que sus causas tuvieron origen en una acelerada caída del consumo interno, una exacerbada especulación bursátil, caída de las exportaciones como consecuencia de la situación económica de los países compradores y por tanto y por todo ello una profunda crisis industrial que elevó las cifras del paro al 25% de la población activa. Para rematar, y como no podía ser de otra forma, las quiebras bancarias afectaron a casi 2.000 entidades financieras como consecuencia de la retirada masiva de fondos por parte de los inversores, en base a la total incertidumbre de la situación económica y de los impagos de los créditos concedidos. Unamos a esto que la administración USA infravaloró la crisis en sus momentos iniciales y que no se afrontaron con energía los problemas del desempleo y tenemos el cóctel perfecto para el caos a corto plazo.

España se vio afectada por la crisis de USA, afectando principalmente al proceso de industrialización en marcha y su repercusión en la población, provocando en primer lugar la caída de la dictadura de Primo de Rivera y posteriormente dificultando gravemente los planes de desarrollo puestos en marcha por la II República.

Las medidas puestas en marcha por USA para salir de la depresión poco o nada tuvieron que ver con las políticas neo-liberales que hoy defiende Europa desde Bruselas y Berlín. El presidente Roosevelt recapitalizó los bancos mediante una participación del Estado en su capital, devaluó el dolar para evitar la deflación y estimular la economía, aumentó los salarios, disminuyó las horas laborales, se incrementaron exponencialmente las inversiónes públicas y se establecieron medidas de protección social para las clases trabajadores norteamericanas. Medidas, todas ellas que, unidas a otros factores externos, relanzaron la economía USA en tan solo diez años. Habría que analizar en profundidad el fenómeno, seguro que tendrá sus detractores, muchos serán especialmente críticos con la solución adoptada, pero ahora y aquí me quedo con lo ya planteado: Causa, Efecto, Solución.

Haciendo un ligero ejercicio de imaginación podemos encontrar grandes similitudes relativas entre la situación de USA en 1929 y la española desde 2007 hasta hoy, similitudes en todo menos en la solución adoptada. Tanto es así que las políticas llevadas a cabo en España, y a pesar de su enorme coste social y económico, no han sido capaces de solucionar nada, encontradonos actualmente en niveles iguales o inferiores a los de hace diez años, eso si con una deuda pública superior en 300.000 millones de euros a la existente en 2011 y con el Fondo de Pensiones en vías de extinción.

Unamos a lo anterior la descomposición total y absoluta de nuestras instituciones a causa de una corrupción política, institucional y económica de magnitudes inimaginables, la pérdida de libertades y derechos sociales, las cifras de desempleados, la servidumbre de nuestros politicos con el capital privado, la politización de la justicia y el maltrato in crescendo a las clases populares, que ven como sus salarios son cada día más austeros, unamos a ello la demostrada incompetencia de nuestros dirigentes y debemos llegar, si o si, a la conclusión de que el Sistema postfranquista ni ha funcionado ni funciona y debe ser reemplazado. El camino firme hacia la república debe iniciarse ya. Esto ni puede ni debe seguir así.

La tan alabada Transición llevada a cabo a base de renuncias a libertades y derechos y en el contexto de un clima de miedo y desinformación no podía durar eternamente y la inamovible postura de la derecha política, el capital y la iglesia, defendiendo a ultranza su continuidad, solo consigue evitar que se adopten soluciones en beneficio de las clases populares, en definitiva del 90 % de la población.

Más de lo mismo ya no es posible, por lo menos no es aceptable de ninguna de las maneras y en ese "lo mismo" adquiere especial protagonismo el modelo de Estado actual. 

Un Estado bajo la forma de Monarquía Parlamentaria, una monarquía cuyos defensores afirman, manipulando la realidad, que se votó por los españoles, siendo esto incierto, ya que el pueblo no votó una monarquía parlamentaria, venía como forma de gobierno en la Constitución que se sometió a referéndum, según Perez Royo "el referendum fue un acto de liquidación de las Leyes Fundamentales, pero no de legitimación de la monarquía". No olvidemos ahora que la muerte de Franco vino acompañada desde el minuto uno por una restauración de la monarquía, todo atado y bien atado. El rey Juan Carlos I ya era el jefe de Estado antes de que se celebrasen las primeras elecciones democráticas en junio de 1977. Más lejos llega el exmagistrado de Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín: "Este país no puede asentarse políticamente sobre las imposiciones de los herederos de los vencedores de la guerra civil"

A mediados de 2014 numerosas voces se alzaron a favor de que se abriera un proceso constituyente y un referéndum sobre el modelo de Estado español. Un claro ejemplo es la denominada Declaración del Ateneo, un texto firmado por varias formaciones políticas (entre ellas IU, Equo y Compromís) en el que se exige que el pueblo "hable y decida, a través de un referéndum, si quiere monarquía o república" y apostaban por abrir un proceso constituyente donde todas las instituciones puedan ser elegidas por la ciudadanía. "El 70% de la población de este país no tenía edad de votar cuando en 1978 se aprobó la actual Constitución", remarca el manifiesto.

Ni PP ni PSOE quieren oír hablar de un proceso constituyente, menos aún si como reflejaron las encuestas de Metroscopia hace un par de años mostrando que aunque un 49% de los ciudadanos apoyaría una monarquía con Felipe VI como rey, hasta un 62% cree que debería convocarse en algún momento un referéndum para que los españoles elijan si prefieren que España siga siendo una monarquía o no. Si la encuesta se llevase acabo hoy la consulta monarquía-república sería apoyada con aún más contundencia, pero claro ni PP, ni PSOE, ni Ciudadanos tomaran jamás esta iniciativa, por eso debemos votar y pedir el voto para aquellas formaciones que defienden la República como forma de Estado, o bien son partidarios sin ambages de una consulta popular sobre el particular.

Los españoles necesitamos un modelo de Estado moderno y totalmente alejado de herencias de la dictadura franquista y de la monarquía. De una monarquía que vio con sumo agrado el golpe de estado de 1936, vivió a cuenta de la dictadura y a cuenta de ella reina en España. Un sistema, el actual, que nos ha fallado estrepitosamente, simple y llanamente porque sus raíces están alimentadas por los privilegios adquiridos durante la dictadura, privilegios que como estamos viendo no están dispuestos a perder. Hoy que un 70 % de los españoles quieren desalojar al Partido Popular del poder absoluto que ha venido ejerciendo durante los últimos cuatro años. En el PP se niegan a reconocer su derrota, insultan a las fuerzas de izquierda y vaticinan el caos total si ellos no siguen gobernando, un caos que en realidad solo lo van a sufrir ellos si les arrebatamos democraticamente el poder.

Es hora de potenciar la vuelta de la República como sistema de Estado, una República de trabajadores de toda clase organizados en régimen de libertad y justicia, una República donde todos seamos iguales ante la Ley. No hay otra solución a los problemas de las clases populares. Para conseguirlo la unidad entre los republicanos es imprescindible, Azaña dijo "Quiero republicanos para la República", yo respetuosamente añado que no basta con su existencia, que es imprescindible su unión, la unión de su fuerza. Solo así conseguiremos que un día España, como en 1931,  se vuelva a acostar monárquica y se levante republicana, y ya va siendo hora.


Benito Sacaluga




12 de febrero de 2016

AGONIZA, QUE NO ES POCO



El verbo "agonizar" tiene varias acepciones en el diccionario de la RAE, sin duda muchas de ellas se le pueden aplicar a Rajoy. Felipe Gonzalez acaba de decir en los medios que Rajoy está acabado aunque él no lo sepa, a Gonzalez le pasa lo mismo. Referente a Rajoy yo no estoy de acuerdo, Mariano sabe perfectamente que su mandato, en el Gobierno y en el partido, ha acabado. Sabe que nadie va a apoyarle para que repita en sus cargos, pero su obligación es aferrarse a cualquier clavo aunque esté ardiendo.

Lo malo de todo esto, lo peor, es que la derecha española sigue teniendo muy mal perder cuando es la izquierda la que le levanta del sillón. Lo de izquierda no lo digo precisamente por el PSOE. Rajoy de buena gana rubricaría esa "gran coalición" que Felipe Gonzalez apoyó en mayo de 2014 "si el país lo necesita", es su último cartucho. Una propuesta a la que Gonzalez renunció tan solo un año más tarde, en junio de 2015, cuando al bipartidismo le tocaron la marcha fúnebre desde las urnas municipales: “Hace tres o cuatro años, en lo peor de la crisis, hubiera sido posible una gran coalición entre PP y PSOE en España, pero ese escenario es hoy inimaginable" , dijo Gonzalez después de reunirse con Junkers. Lo de izquierda lo digo por los que acompañarían al PSOE para que Sánchez resultara investido como presidente del Gobierno.

Los comunistas nunca ha sido soportados por la derecha, ni soportados ni respetados y es así desde que la Federación de Juventudes Socialistas acordó en su V Congreso (1919) adherirse a la Tercera Internacional, para que en mayo de 1920,  en su Asamblea Nacional, se tomase la histórica decisión de transformarse en el Partido Comunista Español que a la postre, en noviembre de 1921, y fusionado con el partido Comunista Obrero Español (PCOE), creado en 1921, dieran carta de naturaleza al Partido Comunista de de España (PCE). El mismo partido que vio culminada su incansable lucha contra la monarquía el 13 de abril de 1931 cuando se proclamó la II República en Eibar. El 14, al mediodía, Maciá levantaba en Barcelona la bandera de la República Catalana. A las tres de la tarde del mismo día, una bandera tricolor ondeaba en lo alto del Palacio de Comunicaciones de Madrid. En el transcurso de unas horas, el pueblo español había proclamado la República a lo largo y a lo ancho del país. Todo el viejo aparato de opresión de la Monarquía estaba descompuesto y paralizado.

Tampoco durante la II República dejó caer el PCE sus brazos en defensa de la clase obrera, al tiempo que criticaba la política antipopular de los gobiernos republicanos, luchaba contra el peligro de la reacción y del fascismo que amenazaban al régimen republicano. No se equivocaban ni sus dirigentes ni sus bases. En 1933 el peligro fascista ya había adquirido en España contornos amenazadores, con el estímulo que le prestaba el triunfo del fascismo alemán. La reacción fascista se agrupó entonces en tres corrientes principales:

La primera, filial del fascismo italo-germano, estaba integrada por diversos grupos que constituyeron la Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Carente de asistencia y de calor popular, Falange reclutó sus escuadras de pistoleros entre elementos desclasados y señoritos ociosos, que aportaban al clima político de nuestro país la "dialéctica de las pistolas" y un odio ciego hacia las ideas de la democracia y del progreso.

El segundo grupo era el de los monárquicos, acaudillados por el abogado de los grandes capitalistas, Antonio Goicoechea, que en aquel período se inclinaba también hacia soluciones dictatoriales y fascistas.

El tercer grupo estaba integrado por las derechas católicas, agrupadas en Acción Popular, cuya jefatura había pasado a José María Gil Robles, abogado de los grandes terratenientes castellanos y de los jesuitas. Acción Popular fue la espina dorsal de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que en 1933 se convirtió en el partido fundamental de la contrarrevolución.

Tampoco debemos olvidar ahora, y hoy está nuevamente de actualidad, la predisposición del PCE, en la primavera de 1936, para formar junto con el PSOE un gran partido único. Las masas obreras del PSOE veían con buenos ojos la fusión, no así sus dirigentes, aunque estos no lograron impedir la unificación de la Juventud Socialista y de la Juventud Comunista en una sola organización, acto que tuvo lugar el primero de abril de 1936 y del que nació la Juventud Socialista Unificada. Tampoco pudieron impedir la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), que tuvo lugar el 23 de julio de 1936, como resultado de la fusión de cuatro partidos obreros: el Partido Comunista de Cataluña, la Sección Catalana del PSOE, la Unión Socialista y el Partido Proletario. Al constituirse, el PSUC dio su adhesión a la Internacional Comunista.

Si en tiempo de paz la derecha encontraba en los comunistas su único enemigo, tras la instauración de la dictadura franquista era la hora del poder del capital financiero y de la aristocracia terrateniente, de la dictadura terrorista y sangrienta, de los grupos más reaccionarios, de la gran burguesía y de los latifundistas, con el apoyo del Ejército, la Iglesia y la Falange. Desde entonces la persecución a muerte de los comunistas se convirtió en una cuestión de Estado.

Ahora, y a pesar del tiempo transcurrido, la derecha española, el poder financiero y la Iglesia vuelven a demonizar a la verdadera izquierda, siembran el miedo entre la población con el único objetivo de mantenerse en el poder, en un poder que tiene sus raíces en la dictadura franquista, una dictadura en la que la corrupción significaba el mantenimiento del régimen.

Rajoy y los suyos no cesan en sus insultos a la izquierda política española, no dudan en vaticinar el caos perfecto si una coalición de fuerzas de izquierda llega a formar gobierno, aún cuando el PSOE forme parte de dicha coalición. En su agonía recurren al guerracivilismo, olvidando que dicho enfrentamiento, mal llamado Guerra Civil, no fue más que el resultado de un golpe de estado fallido, un golpe de estado programado y financiado por la derecha, el fascismo, la bendición de la Iglesia Católica y la colaboración de Juan de Borbón, "falangista de primera hora" tal y como el mismo se definió para conseguir, sin éxito, que Franco le admitiera en su ejército.

Los malo para Rajoy, y para todos los que le apoyan, es que más de 18 millones de españoles, el 71 % de los votantes, le han dicho que se vaya y ante eso no hay salida posible, máxime si tenemos en cuenta que el resto de partidos politicos, salvo el falsamente equidistante Ciudadanos, no quieren ni oír hablar del Partido Popular y menos aún de Rajoy y su camarilla.

Dice ahora Rajoy que está dispuesto a estudiar una revisión de la CE78, seguramente para incluir un artículo que asegure formar Gobierno a la lista más votada, es decir para cargarse el poder del Parlamento, del Congreso. Amenaza con bloquear las iniciativas legislativas desde su mayoría en el Senado, de verdad se puede considerar demócrata a un partido politico que hace tales manifestaciones y además no acepta de plano su derrota en las urnas, insultando sin medida al resto de las fuerzas políticas y por tanto a sus votantes, a 18 millones de españoles. Hasta tal punto llega la agonía del PP que sus dirigentes no tienen ningún reparo en calificar de simpatizantes de ETA a sus adversarios y, más aún, profetizar que la izquierda española se inhibirá en la lucha contra el terrorismo yihadista.

¿Hasta donde llegará el Partido Popular antes de su último estertor?


Benito Sacaluga




Consultado:  Historia del Partido Comunista de España, I, 2ª edición, Editora Nacional, Madrid 1967.


8 de febrero de 2016

ESTO NO ESTÁ PASANDO



El hecho cierto de que la izquierda española no se ponga de acuerdo para investir a un presidente y formar Gobierno, teniendo los votos y los apoyos necesarios para conseguirlo es como poco una grosería, un desatino que convierte en esperpénticos a los hoy líderes de las formaciones que se sitúan en ese espacio politico llamado izquierda, cuya característica fundamental ha de ser indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia, considerar una aberración la desigualdad social....y poner los medios para que todo ello desaparezca, y así lo es desde que la Revolución Francesa comenzó su andadura. Exclusión social, injusticia y desigualdad que el Partido Popular ha hecho crecer exponencialmente desde que en 2011 llegó al poder.

Hablan de sus programas, ¿programas? ¿Acaso puede haber para la izquierda política retos diferentes a aquellos que tienen como objetivo la justicia social, la igualdad y la libertad?

¿Que se supone que hace un partido politico que se autodenomina socialista tejiendo posibles acuerdos con un partido claramente integrado en la derecha como lo es Ciudadanos? ¿ A donde quiere llegar el PSOE? ¿Quizás a un gatopardismo que insulte no solo a sus bases, también al conjunto de los votantes que el pasado 20 de diciembre le dieron su confianza? ¿Cambiarlo todo para que todo siga igual? ¿Lo que antes era PP-PSOE, PSOE-PP ahora ha de convertirse en PSOE-Ciudadanos?, ¿hay alguna diferencia?

Tal y como se van desarrollando los acontecimientos nos veremos ante la convocatoria de nuevas elecciones y puede que la izquierda haya perdido su oportunidad de gobernar. No es ahora tiempo de especular sobre el resultado de las mismas, sobre si beneficiará a unos o a otros, lo que queda claro si se repiten las elecciones es la realidad de la oportunidad perdida. 

Con un Partido Popular en descomposición política y orgánica, ahora herido gravemente, es imprescindible derrotarlo en serio, mandarlo a la oposición o a la refundación. Sus lideres andan como ratas rabiosas lanzando dentelladas a diestro y siniestro mientras que la corrupción le va devorando lentamente desde sus entrañas. ¿Se puede dejar pasar esta oportunidad aunque solo sea por devolver la dignidad a los trabajadores? Pues si, si se puede y se está haciendo. Tal y como afirma Ramón Lobo "El problema de fondo es que debajo de la teatralidad política han desaparecido los valores. Todo es vacuo".

Los partidos politicos van a lo suyo, a hacerse con el poder utilizando una munición ingente de falsedades, ocurrencias y propuestas que mueren a los pocos minutos de haber sido expuestas. Siguiendo con Ramón Lobo: "En España conviven dos realidades que rara vez se cruzan; la de los politicos y la de los ciudadanos. El resultado de las elecciones del 20-D y las llamadas negociaciones para formar Gobierno han puesto de manifiesto otra tara nacional: la incapacidad de alcanzar compromisos concretos más allá del teatro de las rayas rojas, las advertencias apocalípticas, las espantás, los lobbies mediáticos y el runrún constante del Ibex-35".

El PSOE y por descontado el PP, demonizan a los partidos independentistas, les niegan la posibilidad de diálogo, huyen de ellos como de la peste, olvidando que estas formaciones han conseguido sus escaños por medio de votos en unas elecciones libres y democráticas. Cualquier politico con dos dedos de frente debe entender que el problema soberanista debe solucionarse, un problema al que la Constitución del 78 impide cualquier solución ajustada a una verdadera democracia. Una C78 que debe ser reformada y no solo en lo que atañe al derecho a decidir.

Por otro lado, los actores politicos de la izquierda, con las excepciones de IU y sus socios en UP y de forma demasiado tímida Podemos, siguen rindiendo pleitesia a la corona olvidando, entre otras consideraciones, sus recientes orígenes, sintiéndose cómodos en su regazo. Tiene que discutirse sobre la soberanía, tal y como asegura Juan Carlos Monedero: "Tiene que darse una discusión sobre la jefatura del Estado, una actualización del pacto heredado de la dictadura, que le resta credibilidad y eficacia", de estas declaraciones mi calificativo de timidez, una timidez que se aproxima más al engaño interesado que a un deseo contundente de poner los medios necesarios para que los españoles podamos decidir entre monarquía o república. Para la izquierda española el problema de la forma de Estado, tal y como diría Pujol : "Hoy no toca", lo malo es que lleva sin tocar desde 1939.

Muchas son las cosas que se perderían si la izquierda pierde la oportunidad de gobernar, entre otras y muy importante nuestra posición en Europa, según el profesor Ignacio Sánchez-Cuenca: "La UE ha sido uno de los grandes temas ausentes durante la campaña del 20-D. Sin embargo, con un gobierno progresista en España los países del Sur podrían aliarse para cambiar las políticas neoliberales de la Eurozona" .

Gobiernos de izquierda en Grecia, Portugal, España e Italia podrían llegar a formar una "Alianza Mediterránea", que junto con Francia, permitiría a todos aligerar de forma importante el nudo corredizo que Alemania aprieta cada día más.

Según Sánchez-Cuenca: "Si en España se formara finalmente un gobierno progresista, habría por primera ves desde el inicio de la crisis, gobiernos de izquierda en toda el área mediterránea que rechazan las políticas que la Comsión. el BCE y Alemania dictan en Europa. No tendría que ser muy difícil que dichos gobiernos se entendieran y hablaran con una sola voz en los Consejos Europeos. Sería entonces el momento de lanzar planes ambiciosos de reforma en la eurozona y de poner freno a la hegemonía liberal". 

Una alianza que echaría por tierra todos los catastróficas consecuencias que el PP y Ciudadanos auguran a un Gobierno de izquierdas en España. En este punto las reformas propuestas por la izquierda no solo serían perfectamente realizables sino que además contarían con el beneplácito de Bruselas. El polo contrario al nefasto entreguismo de Rajoy y por tanto el polo contrario a la dramática situación a la que el Partido Popular nos ha llevado.

En el fondo es el miedo el que domina la situación, simplemente miedo a la izquierda honrada y consecuente con sus principios. Y en esta situación están muchos de los ciudadanos, atemorizados ante un cambio necesario, como si tuvieran algo que perder.


Benito Sacaluga.


Citas en cursiva recogidas de "tintaLibre", número de febrero 2016.




3 de febrero de 2016

1936-2016 DOS AÑOS QUE SE TOCAN.




Acabamos de celebrar unas elecciones generales al cabo de 4 largos años de dominio de la derecha política, y estamos inmersos en un cambio radical del panorama parlamentario, coaliciones, pactos, apoyos,etc..copan la información en todos los medios de comunicación. Se me ocurre hoy recordar los acontecimientos de principios de 1936 cuando el Frente Popular ganó las elecciones generales a los derechistas de la CEDA poniendo fin a lo que las izquierdas republicanas dieron en llamar "Bienio Negro" (1933-1936) en el que la derecha española gobernante se obstinó en la ejecución de políticas encaminadas a la destrucción de los derechos adquiridos desde 1931. Sin duda podrán apreciar las similitudes entre lo que sucedió en 1936 y lo que hoy está sucediendo en España. 

Cabe aquí recordar que el Frente Popular nace de una coalición electoral creada a principios de 1936 e integrada por los principales partidos de izquierda, poner también de manifiesto que el Frente Popular no formo grupo parlamentario y por tanto sus componentes actuaban como minorías parlamentarias independientes. Tampoco entraron en el Gobierno hasta bien entrada la mal llamada Guerra Civil. Uno de los ejes del programa presentado por la coalición de izquierdas consistía en  la continuidad de la legislación reformista del primer bienio y la reanudación de los procesos de autonomía de las regiones españolas.

(1) Vamos a ver por primera vez a los partidos de derechas y de izquierdas luchando en términos aproximadamente iguales: cada uno había formado una combinación que aprovechaba plenamente las ventajas de la ley electoral. La CEDA había tenido al principio alguna dificultad para formar una liga que incluyera a los monárquicos, quienes estaban disgustados por las tácticas temporizadoras de aquélla, lo que no le impidió organizar una campaña de propaganda en una escala sin precedentes. Carteles gigantescos que representaban a Gil Robles en sus gestos y actitudes grotescas cubrían las ciudades castellanas. Al pie de ellos había letreros escritos en un tono fascista: «Gil Robles pide en nombre del pueblo el Ministerio de la Guerra y plenos poderes» «Todo el poder para el jefe» «Los jefes nunca se equivocan»

Sus discursos de elecciones fueron de extraordinaria violencia y consistieron solamente en insultos contra sus contrarios. Únicamente hizo vagas promesas electorales, aunque la mayoría de sus partidarios comprendieron que su victoria representaría el fin del gobierno parlamentario y la implantación de un régimen autoritario. Desde el año anterior Gil Robles y los suyos estaban convencidos de que nunca obtendrían la España que deseaban bajo unas Cortes libremente elegidas. Sin embargo, debemos notar que, a pesar de los fracasos en las provincias vascongadas y en Galicia, en donde el programa del Frente Popular prometía estatutos de autonomía, las derechas habían obtenido muchos más votos que en 1933, y que su menor representación en las Cortes era debida al hecho de ser un partido de minorías.

En cuanto al Frente Popular, no hay medio de saber la cantidad de votos obtenidos por cada partido de los que lo integraban. El número de los diputados elegidos reflejaba simplemente el acuerdo realizado entre ellos antes de las elecciones.

Así, los socialistas tuvieron 89 diputados. Izquierda Republicana (el partido de Azaña) 84, Unión Republicana (el grupo de Martínez Barrio que se había separado de los radicales hacía dos años) 37 y, los comunistas 16. Los que más ganaron con este acuerdo fueron estos últimos y los dos partidos republicanos. Lo que hizo inclinar la balanza fue el voto de los anarcosindicalistas. Aunque ni la FAI ni la CNT y menos aún  los Sindicatos de Oposición estaban representados en el Frente Popular, la inmensa mayoría de sus miembros votó por el mismo. 

Se puede pensar, pues, que el resultado de estas elecciones mostraba con toda exactitud la fuerza verdadera de las derechas y de las izquierdas en aquel momento crítico. Desgraciadamente la cuestión de compulsión y compra de votos complicó el asunto. Aunque en la mayoría de los lugares las elecciones habían sido ordenadas y pacíficas, las derechas se quejaron de que, en los barrios obreros, sus más tímidos partidarios no se habían atrevido a votar. Pero ¿qué diremos de la coacción de los caciques y terratenientes en regiones agrícolas? En los pueblos alrededor de Granada, por ejemplo, en donde los dos partidos contendientes eran fuertes, la policía prohibía que se acercara a las urnas todo aquel que no llevase cuello y corbata. Este fue, sin duda, un recurso extremo, aunque por toda España, allí donde las casas del pueblo estaban débilmente organizadas, campesinos y trabajadores votaron conforme les ordenaba el agente local por miedo a perder su trabajo. El insistente rumor de mal tiempo para aquel invierno, que vendría a aumentar el paro temporero, había dado a los terratenientes un fuerte motivo de presión y daban a entender claramente que sólo trabajarían aquellos que votaron por las derechas. Citando sólo un ejemplo diremos que el Dr. Borkenau, durante su recorrido de investigación seis semanas después de estallar la guerra civil, vio que los habitantes de Alia, un pueblo remoto del linde entre Toledo y Extremadura, mostraban un entusiasmo delirante por la causa socialista, a pesar de que en las anteriores elecciones, bajo la presión del agente de los terratenientes, había votado por las derechas. Desde luego, centenares de otros pueblos habían procedido del mismo modo.

La victoria del Frente Popular produjo la más grande expectación entre la clase trabajadora que había sostenido a las izquierdas y la correspondiente consternación en las derechas y centro. A despecho de cualquier cosa que los dirigentes de la CEDA pudiesen temer, la masa de este partido estaba segura de que ganarían. El resultado fue rápidamente considerado como mucho más que una simple derrota electoral. En lugar del hundimiento de todo lo hecho desde 1931, que ellos esperaban, se inauguraba una nueva etapa del proceso revolucionario.

En consecuencia, el pánico siguió al anuncio del resultado de las elecciones. Algunos pensaban que, en aquel estado de excitación, los socialistas y los anarquistas se alzarían en armas. Otros, con mucha más razón, temían un golpe de Estado por parte de las derechas. El primer ministro, Pórtela Valladares, declaró más tarde que Gil Robles y el general Franco le habían propuesto un golpe militar antes de que las Cortes se reunieran. De todos modos era una imprudencia el prolongar un solo día más la vida del gobierno. Portela Valladares dimitió sin esperar a la reunión de las nuevas Cortes y el presidente de la República encargó a Azaña la formación de un nuevo gobierno. Este promulgó al instante un decreto que liberaba a todos los presos que quedaban del alzamiento de octubre, unos 15 000. En algunos lugares habían sido abiertas ya las cárceles sin que las autoridades locales se atrevieran a impedirlo.

El pacto del Frente Popular en España había sido solamente un acuerdo electoral. La proposición original de Prieto de que debía ser formado un gobierno del Frente Popular había sido rechazada por su propio partido. Largo Caballero estaba resuelto a no volver a sentarse en el mismo gabinete con los republicanos. Todo lo que estaba dispuesto a conceder era el sostenerlos en las Cortes mientras realizaban su programa. Este programa era ostentativamente modesto. Ninguna socialización, ni aun la del Banco de España, estaba incluida en él. Su solo gesto positivo fue la presión hacia las reformas agrarias. Azaña personalmente hizo todo lo posible por tranquilizar a la opinión moderada. 

El año 1936, vio el elevamiento de dos partidos, el comunista y el falangista, desde muy pequeños principios hasta puestos de poder y de influencia sobre el país. Empecemos por los comunistas. Durante la dictadura de Primo de Rivera eran tan insignificantes que el gobierno no se tomó el trabajo de suprimir su periódico. Mundo Obrero. Tan influyentes llegaron a ser los comunistas que, al fin del año siguiente, en el acuerdo del Frente Popular,les fue asignada una representación que les daba dieciséis diputados en las nuevas Cortes. Esto representaba cuatro veces más de lo que el número de votos obtenido por ellos le hubiera autorizado a tener.

La marcha hacia el poder de la Falange fue similar a la de los comunistas, aunque más rápida y con más éxito. José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador, fundó Falange Española en 1932 y dos años más tarde la fusión con otros pequeños partidos fascistas como las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS).

Su dirigente, José Antonio, era un joven andaluz dotado de encanto personal y de imaginación. Hasta sus enemigos, los socialistas, no podían por menos que tenerle cierto afecto. En las discusiones de café acostumbraba a insistir en que estaba más cerca de ellos que de los conservadores. Apostrofaba a la República por que no socializaba los Bancos y los ferrocarriles y por tener miedo de emprender la reforma agraria con energía. En lo que no estaba de acuerdo con los marxistas era en su doctrina de la guerra de clases, que, según él, era corrosiva y disolvente. La solución que él presentaba era una armonía de clases y profesiones en un destino común, traducido en términos concretos, como el programa falangista con sus veintiséis puntos lo aclara, esto es simplemente fascismo ortodoxo.

La entrada de un blog no debe dar para más y aquí me quedo. Solamente invitarles a encontrar en el texto anterior las similitudes con la situación política actual, con Partido Popular, PSOE, Podemos, Ciudadanos y con sus respectivos líderes, Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera. Seguro que más de una encuentran.




Benito Sacaluga


(1) Gerard Brenan. El Laberinto español: antecedentes sociales y políticos de la guerra civil española. ISBN 978-84-08-08456-3