2 de noviembre de 2014

ADIÓS MARIANO




Los motivos que impulsaron a José María Aznar para nombrar a Mariano Rajoy su sucesor se desconocen, pero desde luego tal decisión ha supuesto para el Partido Popular la entrada en la senda de la descomposición, es lo que tiene elegir a un títere que además no sabe que lo es y saca pecho. Dos elecciones perdidas frente a José Luis Rodriguez Zapatero deberían haber sido motivo más que suficiente para que su partido le jubilase, pero finalmente se hizo con el poder en una elecciones anticipadas por causa de una crisis económica y ante un rival, Rubalcaba, que ya entonces era un cadáver politico.

Hay personas que son excelentes discípulos, magníficos subordinados, pero que están negados para el liderazgo y para la toma de decisiones, Rajoy es una de ellas. Lo ha demostrado con creces desde que en noviembre de 2011 llegara a la presidencia del Gobierno. Su toma de posesión se llevó a cabo el 20 de diciembre de 2011, solo diez días más tarde comenzó a incumplir su programa electoral. Por medio de un Decreto elevó el tipo marginal del IRPF desde el 45% al 52% y anunció recortes por más de 9.000 millones de euros. Congeló el salario a los funcionarios y el salario mínimo interprofesional y limitó la subida de las pensiones al 1%. Solo dos meses más tarde presenta el Decreto-Ley de su reforma laboral facilitando y abaratando el despido. Al mismo tiempo lleva a cabo un recorte de 37.000 millones en los presupuestos generales del Estado que afecta a todos los ministerios y CC.AA, con especial incidencia en la educación, la sanidad y la obra pública, recortes que no impiden que en el mes de mayo inyecte 19.000 millones en Bankia y que en junio tenga que solicitar a la UE un rescate de hasta 100.000 millones de euros para ser dedicado exclusivamente a sanear bancos y cajas de ahorros. Acto seguido establecía el copago sanitario, que implicaba que, a excepción de casos concretos, todos los ciudadanos tendrían que pagar un porcentaje de los medicamentos que compraban. Destacar, que por primera vez los jubilados deberían hacer frente al pago de medicinas, un 10 % del precio del producto.

En julio de 2011 y para que la UE aprobará el rescate solicitado para el sistema financiero español, anuncia unos recortes de 65.000 millones de euros en dos años, sube el IVA, suspende la paga de navidad a los funcionarios, reduce un 10% el subsidio de desempleo a partir del sexto mes, elimina la desgravación por compra de vivienda y aumenta los impuestos medioambientales. Este mismo mes, con la prima de riesgo en 642 puntos básicos sobre el bono alemán, el rescate de España como país se hace imprescindible. Finalmente el BCE se dispone a comprar deuda soberana y el fantasma del rescate se desvanece. El día 30 de noviembre, el gobierno no aplicó la Ley de Seguridad Social, debido a la desviación de la inflación en ese año. Eso significó que los 8,9 millones de pensionistas no recibieron una paga mayor para compensar la pérdida de poder adquisitivo. Nuevamente, se realizaban medidas que no se encontraban en el programa electoral del PP de las últimas elecciones, es más, en su programa decía todo lo contrario.

En enero de 2013 España alcanza la mayor cota de paro de su historia reciente, un 26%. Cifra que se superará al final del primer trimestre para llegar a un 27,16 % de la población activa y con una tasa de paro juvenil del 57,22 %, todo un récord histórico. El 27 de junio el tesorero del Partido Popular entra en prisión.

El año 2014 queda marcado por la corrupción interna de su partido y el maquillaje de los datos económicos, por el escándalo sacado a la luz por el diario El Pais el 30 de enero de 2013 que toma cuerpo reafirmado que tanto Rajoy  como otros cargos del partido recibieron de los ex-tesoreros del Partido Popular Álvaro Lapuerta y Luis Bárcenas, una serie de pagos periódicos procedentes de una supuesta financiación ilegal del partido, que se extendieron entre los años 1990 y 2008. Las presuntas anotaciones de los ex-tesoreros apuntaban a la entrega de 25.200 euros anuales a Rajoy durante 11 años de registros.  La vergonzosa postura del gobierno ante el caso Pujol, la Ley del Aborto, las tarjetas de crédito opacas de Bankia, la crisis catalana, la gestión del Ébola y la reciente Operación Púnica nos llevan al día de hoy. Mañana conoceremos más y más escándalos.

Todo lo anterior, y muchas barbaridades más, lo ha promovido Rajoy y lo ha gestionado desde la prepotencia y la falta de respeto a todos los españoles, negándose reiteradamente a dar explicaciones válidas tanto en el Congreso como en las ruedas de prensa. Unas explicaciones que se podrían resumir simplemente reconociendo que en su partido la corrupción esta instalada desde el mismo día de su creación y que él es simplemente un títere en manos de los poderes financieros, para inmediatamente dimitir de todos sus cargos, convocar elecciones generales anticipadas y ponerse a disposición de los jueces para dar cumplida cuenta de sus responsabilidades, entre otras haber arruinado a millones de españoles para enriquecer a una minoría salvaje.

Pero Mariano espera, confía en la estupidez de esos votantes a los que considera suyos para poder optar a la posibilidad de gobernar otra legislatura, aunque tenga que pactar con el mismísimo demonio o con el único partido que le puede hacer competencia en casos de corrupción, con el PSOE, para así poder parar en la medida de lo posible la acción de la justicia. Este es el principal interés de Rajoy, salir indemne de esta, lo demás para él es totalmente secundario. Lo que Rajoy parece no saber es que sus votantes proceden del franquismo sociológico, de los católicos practicantes y de las clases medias acomodadas y que tanto unos como otros cada vez son menos. Por el contrario los españoles indignados y empobrecidos cada día que pasa son más numerosos y parece ser que han encontrado la solución a sus problemas y la forma de que el bipartidismo desaparezca y pague sus facturas pendientes con la justicia y con los españoles.

Ya he comentado en otra ocasión que la postura de Mariano me recuerda a la de Adolf Hitler, encerrado en su bunker berlinés planeando contraofensivas mientras sus generales le abandonaban y los soviéticos avanzaban sin oposición por la calles de Berlín. 


Benito Sacaluga


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