8 de octubre de 2014

LA HISPANIDAD Y LOS CARROS DE COMBATE



El próximo domingo se celebran al menos cuatro cosas, a saber, el Día de la Hispanidad, (antiguo día de la Raza, en la dictadura hasta 1958) la Fiesta Nacional de España, la exaltación de la Virgen del Pilar y el descubrimiento de América. La ley 18/1987 es la encargada de regular la celebración de la  Fiesta Nacional, imagino que la Iglesia Católica dispondrá como se ha de exaltar a la Virgen del Pilar en toda España y el alcalde de Zaragoza hará lo propio con las fiestas en honor de su patrona. España es un Estado aconfesional que nunca ha dejado de ser católico. 

Centrémonos en la Fiesta Nacional atendiendo a lo dispuesto en la citada Ley, una de las leyes más escuetas y simples que existen en la legislación española. Se compone de un preámbulo de cinco pequeños párrafos y un único artículo que dice: 
"Se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de octubre"
En el texto que figura en la exposición de motivos que justifican la fiesta nos encontramos con lo siguiente:
"Sin menoscabo de la indiscutible complejidad que implica el pasado de una nación tan diversa como la española, ha de procurarse que el hecho histórico que se celebre represente uno de los momentos más relevantes para la convivencia política, el acervo cultural y la afirmación misma de la identidad estatal y la singularidad nacional de ese pueblo". (¿?)
"La fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos".(¿?)
Una ley que oculta, en un país aconfesional desde 1978, las raíces religiosas de la celebración, promovida por el luego muy franquista Arzobispo Gomá, defensor de las ideas que Ramiro de Maeztu venia esgrimiendo desde 1931 a través de la revista "Acción Española" de marcado carácter conservador, católico-monárquico y doctrina anti-revolucionaria y en la que colaboraba asiduamente Calvo Sotelo. La primera celebración tuvo lugar en Madrid el 12 de octubre de 1935 y lo actos incluyeron un discurso de Ramiro de Maeztu en la Academia Española  sobre el Descubrimiento y la colonización de América. A la muerte de Ramiro de Maeztu , en octubre de 1936, volvió a publicarse en la zona rebelde su libro "En Defensa de la Hispanidad" y sus ideas se convirtieron en uno de los principales soportes ideológicos de los falangistas.

En definitiva, en realidad, lo que celebramos el próximo día doce es la Invasión y Colonización de América, a partir de las ideas, propuestas y disposiciones de: un noble, el Conde de Maeztu, opositor declarado a la República desde su partido politico Renovación Española, de Gomá un clérigo decididamente franquista, del dictador Franco y en última instancia de un rey impuesto, Juan Carlos I, tras su firma y rubrica de la Ley de 1987.

En la ley nada se dice sobre los actos a llevar a cabo el 12 de octubre. Es el Gobierno quien decide y desde siempre se ha decidido que debe llevarse a cabo un gran desfile militar, presidido por el Rey desde 1976. Un desfile donde se rinden muchos honores al monarca y ninguno a los hispanohablantes a quien se supone está dedicada la festividad. Tampoco se les rendirá ningún homenaje en el marco de la multitudinaria recepción que después del desfile se celebrará en el Palacio Real.

Nada veremos de actos culturales de relieve, todo se centrará en un desfile militar y en una recepción en un palacio siniestro. ¿De verdad es necesario un desfile, con lo que ello significa y lo que económicamente supone? ¿De verdad hace falta la ostentación de la recepción real? ¿ Tiene el Gobierno fuerza moral para exigir sacrificios a los ciudadanos mientras que monarcas, cortesanos, cortesanas y valídos provistos de sus mejores galas aplauden a un ejercito insolvente para después comer y beber en las dependencias palaciegas, todo a nuestra costa, tanques y canapés incluidos?

¿De verdad, no les da vergüenza?, o mejor dicho ¿Acaso tienen vergüenza? La invasión y rapiña de un continente entero, el genocidio cometido sobre sus poblaciones indígenas, (calificado por la monarquía como "período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos"), es ya de por si acreedor de una vergüenza sublime, el celebrarlo no tiene nombre y sacar los tanques a la calle solo trae malos recuerdos para los demócratas.

Benito Sacaluga.

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