30 de diciembre de 2013

FORMACIÓN DEL ESPÍRITU NACIONAL POPULAR




Desde hace unos meses nos han bombardeado con noticias, declaraciones, entrevistas, sesiones parlamentarias, artículos de prensa, debates, tertulias, chistes…y cualquier otra forma de llamar nuestra atención sobre la nueva ley de educación que el Partido Popular ha elaborado para que los españoles seamos más cultos, más educados y más….católicos. 

Esto de cambiar el sistema educativo no es nada nuevo. Uno se pensaba que con proporcionar a los alumnos buenos profesores, mejores textos y mejores técnicas de estudio el sistema debería funcionar. Por lo visto no es así, además hace falta imprimir en la educación el sello personal del gobernante, su forma particular de entender como debe ser la formación de esos españoles cuya mayoría no está aún en edad de votar pero que lo estará, conviene irles preparando para garantizar su voto en la medida de lo posible. 

Hablando ahora de la ley que el Partido Popular ha aprobado, solo él, con el voto en contra del resto de representantes de la población española y sospechando que no solo los alumnos van a pagar las consecuencias, tal y como viene sucediendo con las numerosas leyes que sobre la educación se han dictado desde 1978, sino que en esta ocasión también abonarán su cuota correspondiente los maestros y alumnos, he revisado el programa electoral de PP y me he encontrado con la siguiente promesa:

“Pondremos en marcha un nuevo modelo de selección y formación de carácter nacional para el acceso a la profesión docente, que atraiga a los mejores expedientes académicos y tenga como criterios de selección el mérito y la capacidad. Promoveremos el reconocimiento por ley del profesorado como autoridad pública en el ejercicio de su actividad e impulsaremos la introducción de incentivos a su labor”.

En resumidas cuentas y sin andarnos por las ramas de la retórica, que se va a proceder a efectuar una depuración del personal docente. Según el Partido Popular España lo necesita. Lo mismo hizo Franco en 1936 a pesar de que todavía no sabía que iba a ganar la guerra.

Concretamente en noviembre de 1936 Franco dispone mediante decreto que se lleve a cabo una depuración exhaustiva de todo el Magisterio español por considerar que debían extirparse de raíz las supuestas falsas doctrinas arraigadas en el Magisterio durante el periodo republicano, entre ellas el laicismo y devolver así a la Iglesia Católica su protagonismo en la educación de los españoles.  Un desmantelamiento de toda la labor realizada durante la República. Una formidable labor la de la República, que aparte de considerar el laicismo promovió y llevó a cabo importantes proyectos de modernización pedagógica, se crearon los comedores escolares, se dotaron los centros de gran número de bibliotecas y aumentó notablemente el número de escuelas. Una depuración de gran calado que se prolongó en el tiempo hasta bien entrado el año 1945 y que por supuesto incluía todos los textos escolares.

Franco consideraba que los maestros eran los primeros responsables de la situación de España, ya que ellos se habían encargado de inculcar el virus republicano en las mentes de sus alumnos. Todo aquel cuyas actuaciones o ideas políticas y religiosas estuvieran alejadas lo más mínimo del ideario franquista era depurado, apartado de la docencia y en algunos casos condenado a muerte o prisión, o simplemente asesinado, dependiendo de su grado de fidelidad a la república o su comportamiento ante la sublevación. Se calcula que fueron más de 20.000 los maestros depurados, aproximadamente el 30% de los que había en España en 1936. Los que conservaron su plaza eran constantemente vigilados por las cuatro Comisiones Depuradoras integradas por militantes de Falange creadas en 1938, dependientes de la "Oficina Técnico-Administrativa", una oficina con carácter de Sección, especialmente encargada de la tramitación de expedientes, incidencias y recursos a que diera lugar la depuración del personal docente.

La depuración supuso una excepcional disminución de la calidad educativa de la escuela española, sobre todo durante la década de los años cuarenta y cincuenta, ya que una parte muy importante de las plazas dejadas vacantes por los docentes depurados fueron ocupadas por militares que habían participado en la guerra civil combatiendo del lado de los sublevados, heridos y mutilados de guerra, sus viudas y sus familiares más directos. Muchos de estos "excombatientes" recibieron autorizaciones ministeriales para crear centros privados de enseñanza, eso si obligados a propagar la doctrina católica en actividades extra escolares y a que un sacerdote impartiera las clases de religión. La asistencia a los denominados "Ejercicios Espirituales" era obligatoria y negarse a recibir la "Primera Comunión" significaba la expulsión del colegio.

A la aulas volvió la iglesia y además una nueva asignatura denominada Formación del Espíritu Nacional que garantizaba la educación en los valores identitarios del Movimiento Nacional, asignatura obligatoria que permaneció hasta 1970 en los planes de estudio de escuelas y universidades españolas.

De momento la depuración la tenemos prometida por el PP en su programa y ya sabemos que el PP cumple sus promesas, si cumple esta ya serán dos teniendo en cuenta la legislación sobre el aborto. Además la asignatura de religión pasa a ser obligatoria y cuenta para la media académica.

Los profesores tendrán que ocultar sus inclinaciones políticas y religiosas si estas son diferentes a las del Partido Popular, en evitación de ser jubilados anticipadamente o victimas de  otros castigos parecidos a los que la legislación franquista tenía establecidos. Desde luego que se olviden de hacer carrera. A los que pasen la criba se les dotará de autoridad pública, que es lo mismo que decirles que están facultados para ejercer el autoritarismo, como si la autoridad de un docente ante sus alumnos no fuese una facultad que ha de ser ganada a costa de un ejercicio correcto y eficaz de la docencia como vocación.

La asignatura de Educación para la Ciudadanía desaparece, en su lugar colocan materias destinadas al "conocimiento y aprendizaje de los valores constitucionales y en el conocimiento de las instituciones españolas". En lugar de fomentar el valor de la persona como ciudadano y parte esencial del Estado, organizan un adoctrinamiento de los alumnos como servidores del estado, en la misma medida que el franquismo sustituyo la "peligrosa" cultura ciudadana por la sumisión a sus leyes fundamentales a traves de la asignatura "Formación del Espíritu Nacional". La defensa  y exaltación de la monarquía en las escuelas queda hoy garantizada desde la más temprana edad.

Los directores de los centros ya no serán elegidos por los Consejos Escolares, lo hará la Administración en igualdad de atribuciones de voto. Unos directores "gubernamentales" que además tendrán la facultad de nombrar a dedo profesores interinos o en comisión de servicio, nombramientos que hasta ahora correspondía efectuar al Consejo Escolar.

En el colmo de la desvergüenza se autoriza la utilización de suelo público, suelo de todos, para la construcción de centros privados, unos centros a los que solo podrán acudir los hijos de familias acomodadas.

Se vuelve a la separación de los alumnos por sexos, poniendo en serio peligro el cumplimiento del artículo 2 de la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza, aprobada por la Conferencia General de la UNESCO el 14 de diciembre de 1960.

En definitiva la nueva ley significa un enorme retroceso cuyas consecuencias serán la vuelta a la segunda categoría de los hijos de las familias de la clase trabajadora. La enseñanza pública volverá a ser un exponente de la diferencia de clases y oportunidades. El adoctrinamiento político y religioso queda garantizado.

Benito Sacaluga





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